Nunca sabrás la cantidad de cosas que te pierdes y que dejas marchar por no vivir el presente. Son muchos instantes, muchas relaciones, muchos encuentros, “muchos” de todo lo que dejas escapar cada vez que no estás en el presente. Aunque siempre vives en el presente, la sensación de estar en el pasado o el futuro te hace perderte de ti misma.
Esto te pasa cada vez que vives el pasado. Situarte en esa zona de confort, a veces dolorosa, de estar en un sitio que ya pasó, que no existe más que en tu cabeza y que te hace no vivir lo que tienes justo delante de ti, lo que la vida te puso delante para que lo degustaras con pasión, con esa pasión que eres capaz de poner en cada cosa que deseas.
Esto te pasa cuando te proyectas a un futuro que nunca podrás controlar pero que desear hacerlo. Un futuro en el cual cada vez pones más piedras cimentadas, pensando que eso te ayudará a que sea tal cual tu deseas. Pero eso primero te saca del presente, te hace no estar en ti, y además, convierte lo que deseas en fabricación, no en creación. Y se da en ese momento que la fabricación está lejos de lo que tu alma desea.
Conecta con el instante presente, déjate inundar por él, deja a tu alma al frente, todo se dará por añadidura. No dudes nunca de tu alma. Siempre jugará en tu favor, siempre.
