Una vela pequeñita tiene muy poca luz. Si esa vela se siente como una vela separada, sentirá que su tiempo es perecedero. Esa vela dará un poco de luz, maravillosa luz siempre, pero poca, y además efímera. Sin embargo, si comparte su luz con otra vela, la luz en lugar de menguar aumenta. Se hace más grande. Y sigue siendo lo mismo, luz, solo que ahora alumbra el doble.
Si esa vela sigue dando luz, en su individualidad, y dedica su vida a dar luz a toda vela que tenga cerca, poco a poco la luz se extenderá. La forma de esa vela, su cuerpo morirá, pero la vela nunca morirá, porque la esencia de la vela es ser luz, y eso seguirá extendiéndose porque la vela es luz mientras su cuerpo era.
La luz solo es una, y aunque hay variedad en la forma, el olor y en la expresión, solo hay una luz. Es esa luz que deja atrás la tiniebla, haciéndonos ver que esa tiniebla no existía, más que cuando la luz no está. Si la luz es, la oscuridad no existe, nunca ha existido.
Igual eres tu, tu forma, tu cuerpo no te identifica, no eres eso, eso morirá, pero tu esencia nunca morirá, lo que Eres en realidad nunca morirá, porque eres eterno, solo tienes que extender lo que Eres, y tu Eres la Consciencia pura de que Eres, sin dejar de Ser en ningún momento, mostrando el Amor que Eres siempre, siempre, siempre.
