Emoción viene de movimiento. La emoción te pone en marcha. Las emociones te hacen decidir qué vas a elegir en el momento en el cual tienes que tomar la decisión. Eso te hace tener voluntad hacia un objetivo, hacia un propósito.
Tu vida será tal cual te muevan tus emociones. Porque tu voluntad dependerá de cuáles son las que tienes y de cómo las gestionas.
Cuánto menos conscientes eres de las emociones que te mueve, menos capacidad de decisión tendrás. Para eso es necesario hacer un trabajo serio hacia ti misma, de auto-indagación, de auto-conocimiento, con honestidad, con empeño, con atención, con amor; seguramente guiado.
Cuánto más apegada estés a ellas, menos capacidad de decisión. No se trata de no tener emociones, sino de saber de dónde vienen, para qué vienen y como gestionarlas. Ese es uno de los trabajos más productivos de tu vida.
