Tu ego te centra en lo que estás viviendo, en la experiencia concreta que vives en cada instante, pero con total apego a la misma, de tal manera que si sigues a tu ego, no eres capaz de observas ni tomar consciencia de nada. Y tras esa experiencia, tu ego, creará otra, y otra, y otra, y además es muy hábil, puesto que te crea experiencias que te encantan vivir, y así perpetúa su dominio sobre ti. Es así. Así de sencillo.
Debes saber que la experiencia, aún siendo muy entretenida y, por momento, maravillosa y placentera, no es lo importante. La experiencia no es lo importante. Lo importante es el mensaje que te trae. Detrás de cada experiencia hay un mensaje que dice algo de ti y, es a eso a lo que tienes que atender. Para eso es necesario estar en observación, en atención plena, desapegado a tu experiencia y a tu vida, con cierto distanciamiento. En esa atención-observación, pregúntate que me quiere decir esto que estoy viviendo, y no te contestes, deja que sea tu alma la que tome la palabra, y te diga que necesitas saber.
Desde ahí, la Consciencia se eleva. Desde ahí, tu camino se ensancha. Desde ahí, tu progresión hacia saber quién eres en realidad se acelera exponencialmente. Desde ahí, la felicidad se asoma poco a poco hasta que se instala en tu vida. Desde ahí, la Paz se va abriendo camino desde tu interior hasta todo lo que te rodea. Desde ahí, el Amor se despliega como un torrente sin que nadie la pueda contener, contagiando a diestro y siniestro.
