Ya te he dicho en muchas ocasiones que al ser humano le gusta invertir cosas y dar importancia a cuestiones que le quitan energía porque la dedicación de tu tiempo además de ser improductiva, te lleva a descargarte de energía.
Una de estas inversiones es querer ser mejor que los demás. Te sitúa en el juicio sobre el otro, sobre tu hermano. Te sitúa en la competencia con el otro, con tu hermano. Te sitúa en una lucha que siempre va a acabar de forma improductiva. Primero porque el otro irá cambiando de cara cada vez que pienses que el objetivo se ha conseguido, segundo porque te separa del otro en lugar de unirte a él. Tercero … así podríamos seguir, pero vamos a darle una utilidad al tema.
Lo que sí es bueno es buscar cada vez ser mejor de lo que uno mismo es, sin presión, sin juicio, sin autoexigencia, sin luchas. Pero siempre en constante crecimiento. Eso es maravilloso. Observarte, concentrarte en ti misma. Darte cuenta de cada uno de los sentimientos que nacen en ti para así obtener una sensación de que la versión de ti misma ha mejorado, está más cerca de lo que realmente eres. Y nunca olvides, lo que tú eres. Tú eres Amor.
