Cuando uno se adentra a la física cuántica no puede evitar sentirse perplejo.
Está demostrado científicamente que la materia se comporta como una onda cuando no la observamos. La mente racional no puede entender esto, porque no hay manera racional de pensar que la materia pueda comportarse como una onda, no la hay. Pero aún podemos dar un paso más, ya que, según la propia física cuántica, todo partícula, o sea materia, tiene su doble. Llegan a demostrar que, si separamos esa partícula doble, lo que le ocurre a una le ocurre a la otra, aunque esté en las antípodas según el globo terráqueo. Aquí mi mente racional vuelve a ser sacudida.
Es entonces cuando me dejo llevar, cuando empiezo a dudar de todo lo que veo. Cuando pienso que mi percepción que es mía y solo mía, puede no ser cierta. Que puede que esté viviendo mi realidad, pero que tal vez, solo tal vez, esa no sea la realidad. Es cuando mi mente racional, derrotada, deja paso a mi corazón, donde según también la ciencia, viven más de 40000 neuronas que piensan y me hacen tomar decisiones, tal vez, más del estilo de una onda que de una partícula material. Tal vez, más cerca del silencio que del ruido. Tal vez, más cerca de la paz que de la resistencia. Tal vez, más cerca del Amor que del miedo. Tal vez…
La casa de Jave 