Nada de lo puedas ver permanece. Todo cambia. Solo tú auténtico ser es inalterable, el resto es mutable, el personaje que te crees ser es cambiante. Todo es perecedero, impermanente.
Tanto que el personaje que tienes en torno a ti también es mutable, también cambia constantemente, al nivel corporal, y al nivel de crecimientos personal y espiritual.
No lo encierres en tus creencias. No pienses que se va a comportar tal cual piensas tú que se va a comportar, porque eso lo encierra en tu creencia. Porque dará igual cómo se comporta pues tú lo vas a ver tal cual creías de antemano que le ibas a ver. Pones el foco en eso que ya le has atribuido y así lo verás. Te perderás sus aristas, sus cambios, sus crecimientos. ¿Es que no conoces a alguien que haya cambiado de perspectiva sobre la vida? Pues ese también puede ser el caso de la persona a la que encierras en tus creencias.
Deja que la vida avance y ábrete a vivirla desde cero. Comienza cada relación con aquel a quién encierras, desde cero, desde la inocencia, desde la apertura, desde el Amor.
La casa de Jave 