Dar y recibir es lo mismo.
Cada cosa que das la recibes, porque dar y recibir es lo mismo. Cuando regalas algo a otra alma, cuando regalas un gesto de amor, cuando regalas un perdón, en realidad te lo estás regalando a ti misma. Porque dar y recibir es lo mismo. No hay diferencia. Y eso se percibe cuando regalas algo y te nace un sentimiento de gratitud, de Paz, de Amor muy grande. Y te dices, fíjate cuando vas a alguien a echarle una mano de corazón, sin esperar nada a cambio, al final recibes más de lo que das. Así es.
Pon en marcha este principio. Hazlo constantemente, permanentemente, siempre. Entrénate en darte, en regalarte, en ofrecerte.
Eso sí, has de saber que el gesto debe salir del corazón, del Alma, no puede ser forzado. Porque si es forzado es que estás esperando recompensa. Y la recompensa no llegará, y eso creará sufrimiento, ¿ te suena?
Debe ser natural, con gratitud, con entrega, solo por amor al otro. Y entonces el amor dado vuelve. Y vuelve crecido. Y así lo sientes.
