El primer mandamiento que debes cumplir es amarte a ti misma sobre todas las cosas. Este mandamiento está en total sintonía con ese que hemos escuchado un millón de veces: “amar a Dios sobre todas las cosas”. Es lo mismo. Dios, el Ser, la Energía, la Luz está en ti, y eres tu, así que si quieres amar a Dios sobre todas las cosas solo tienes que amarte a ti misma sobre todas las cosas.
Si te quieres por encima de todo, te tratarás con tanto mimo y cariño producirás en ti una experiencia de vida más dulce, más armoniosa, puesto que, al saberte amada, todo se vive desde otra perspectiva. Solo tienes que amarte, siempre, en todo momento y en todo lugar, ámate. Ámate como si no hubiese un mañana, como si todo dependiera de eso (que, en realidad, depende de eso), como si al hacerlo todo te vaya a ir bien poco a poco (que, en realidad, es así).
Si creas esa dinámica de quererte por encima de todas las cosas, sin darte cuenta, sutilmente, de forma silenciosa, te nacerá un amor infinito por el otro. Te descubrirás amando a tus hermanos y hermanas por el simple hecho de que son como tu, exactamente igual que ti, exactamente son tu. Y eso creará unidad. Pero todo parte de te quieras a ti misma por encima de todas las cosas.
