Todas las experiencias que vivimos se pueden clasificar en dos tipos.
Unas son aquellas experiencias gozosas en la cual todo lo vemos de forma armónica.
Otras, el segundo tipo, son aquellas en las que vemos algo que nos parece que no va bien, y no somos capaces de verla de forma gozosa y armónica.
Vamos a darle una vuelta a éstas últimas. En estas experiencias suele haber un personaje que a tus ojos no está actuando bien. Suele haber alguien que a tus ojos está actuando de forma no adecuada. Tal vez, se porta mal con alguien, tal vez insulta a alguien, tal vez se aprovecha de alguien, tal vez … Pues bien, tras vivir esa experiencia te toca hacer dos cosas para que te sirva dicha vivencia para tu acercamiento al ser que eres en realidad.
Primero obsérvate, busca que hay en ti de ese personaje al que viste que actuaba mal. Porque normalmente, cuando no somos capaces de aceptar que tenemos una forma de actuar que no aceptamos porque la consideramos erróneamente mala, lo que hacemos proyectarla y ponerla en acción en otro personaje de nuestra película. Así que al ver eso que te ha resultado negativo, mírate, obsérvate, porque encontrarás que está en ti también esa manera de actuar, agradécelo por que al proyectarlo has sido capaz de tomar consciencia de ello, y eso es maravilloso.
Pero aún te queda una segunda acción. Perdona la experiencia. Perdona al personaje. Perdónate a ti misma por ver la experiencia de forma no gozosa y armónica. Perdónate a ti misma por proyectar.
Perdonar es ver inocente a todo y a todos. Perdonar es amar al personaje y amar esa acción, ese gesto que no te permitías tener. Perdonar es liberarte de las cadenas del pensamiento y conectar con el Ser que eres en realidad.
