A veces no confías en lo que el otro va a hacer. A veces tienes claro que eso que el otro va a hacer no es adecuado, no es bueno, no es lo correcto.
Debes saber que en ese caso de lo que das testimonio es de tu creencia de que esa persona no está actuando de forma adecuada. Solo das testimonio de tu creencia, de nada más.
Tú sabes que no tienes ni idea de si es “bueno” o “malo” lo que hace el otro, pues no tienes a la vista las consecuencias de la acción. Sabes que no eres nadie para juzgar la actuación del otro. Sabes que ni siquiera eres consciente de adónde te van a llevar tus propias acciones. Sin embargo, no puedes evitar sentenciar que eso que hace el otro no es adecuado.
Desde el mismo instante en el cual te des cuenta de este hecho, puedes hacer un gran favor al otro y a ti misma, deshaciendo el pensamiento. Perdonando tu pensamiento, haciéndolo inútil por irreal que es puesto que fue generado desde el miedo, y tu intención es vivir desde el amor. Harás esto mil veces, y si esas mil veces anulas ese pensamiento, todo será perfecto, todo es perfecto. Porqué así no hay proyección de tu mente pensante.
