Imagínate que mañana tienes una prueba difícil. Una oposición, un examen, una competición, un … Para ello llevas tiempo preparándote. Y hoy es el último día de preparación. Tú te has preparado todo lo mejor que has podido en la parte que te toca. Porque hay una parte que no te corresponde. Las preguntas del examen, el tema que te va tocar, las condiciones atmosféricas de la competición, las … no dependen de ti, ahí no puedes hacer nada.
Sin embargo, pasas el día de hoy, haciendo conjuros, haciendo rezos y oración, gastando energía en controlar esa bola, esa pregunta, ese viento que te hace falta para que todo vaya bien, como si tu tuvieras el poder de esas cuestiones que no están en tu mano. La única consecuencia de eso, es el gasto de tu energía en algo que no depende de ti. Nunca.
Eso es exactamente lo que haces constantemente al querer controlar la vida. Es tu alma la que teje tu vida con lo mejor que te puede ocurrir para tu crecimiento. Tu personaje no sabe nada de esto. Tú solo acéptalo, observa atentamente y vive, solo haz lo que te toca hacer. El resto es un gasto improductivo de energía.
