Nos encanta colocar nuestra felicidad en un momento de eso que llamamos futuro. Es como despejar el peligro para no enfrentarte a la realidad del camino que tenemos que realizar. Por ello, situamos nuestra felicidad en ese acontecimiento concreto, en esa experiencia que sí que la va a traer cuando suceda. Y eso lejos de traernos felicidad nos trae ansiedad.
El camino es hacerte responsable de tu propia felicidad, el camino es saber que la felicidad reside en ti y es tu trabajo sacarla y ponerla en juego. Nada de ahí fuera te podrá traer jamás la felicidad, porque todo lo que nace ahí fuera, muere ahí fuera y es efímera. Te traerá alegría por un momento, pero no felicidad.
La felicidad es otra cosa. La felicidad es un derecho de tu alma, porque así fuiste creada para ser, feliz. Es algo connatural a tu esencia espiritual. Hemos invertido el término felicidad para reducirlo a un rato de alegría, un rato de sorpresa, un rato de asombro bueno, un rato de risa, un rato de atisbo de felicidad. La felicidad tiene más que ver con la paz, con la alegría permanente, con la honestidad contigo mismo, con la coherencia con tu sentir, con el gozo de saberte quién eres y actuar en consecuencia. Y tú eres la Luz, tú eres el Amor puro.
La casa de Jave 