Muchas de las experiencias que vives son en relación con otra persona. En esa relación puede darse la sincronía, la neutralidad o la disconformidad. En las dos primeras no hay ninguna connotación no deseada. Si todas las relaciones que tuvieses fuesen en sincronía o neutras, tendrías una relación con la otra persona siempre maravillosa.
Pero sin lugar a dudas muchas de tus relaciones se producen en disconformidad. Cuando eso ocurre solemos culpar a la otra persona. Es lo normal, echar las culpas fuera y más cuando hay otro en la experiencia que estás viviendo. Pero si caes en la cuenta de que lo que estás viviendo es necesario ser vivido para tomar consciencia de que justo eso que vives está necesitado de ser sanado, la cosa cambia. Porque sitúa al otro como maestro. Un maestro que me trae justo aquello que necesito saber para ser consciente de ese velo que me aparta de mi auténtico Ser. Un maestro que solo está ocupando el lugar que la vida le ha dado en esta experiencia concreta, y que te trae una oportunidad de crecimiento, a veces, grande, muy grande.
Se, por tanto, agradecido al otro cuando la experiencia se produce en disconformidad. Por que, gracias a esa persona, y a tu atención claro, has tomado consciencia de que esto en concreto necesita de tu afecto, de tu aceptación, de tu abrazo, de tu sanación.
