Nada de lo consigas en este mundo te bastará.
Nada que nazca en algún momento, y por tanto, que muera en otro momento, te llenará.
Nada perecedero puede saciar tu felicidad.
Nada que tenga sus días contados podrá traerte paz.
Por que tu ya eres completo, ya eres perfecto, ya eres el Amor -con mayúsculas-, ya eres la Paz pura, y nada que esté por debajo de eso te hará sentirte plena.
Eres tal cual Dios te creó. Pura Luz, pura Paz, puro Amor. Y ese sentimiento de lo que eres, ya lo has sentido antes, muchas veces, pero no te acuerdas. Pero, aunque no te acuerdes, no te sentirás plena con nada menor de lo que eres en realidad.
Deja entonces de buscar la felicidad en algo que esté ahí fuera. No es ese el camino. El camino es hacia dentro, hacia tu corazón, hacia tu interior, hacia el Espíritu que eres en realidad. Hacia Dios, hacia el Amor, ese Amor que habita en ti, ese Amor que eres tu, que soy yo, que somos y que nos hace Uno.
