El arma más poderosa que existe es el perdón, que dispara una energía ilimitada que se llama Amor (Jave)

Si practicas el perdón estarás haciendo un servicio increíble a la humanidad. No hay mejor servicio que ese. Eso sí, aclara antes muy bien que es eso del perdón.

Perdonar es ver inocente a todos los personajes de una experiencia y a la experiencia en sí. Perdonar no es decir «vale, te perdono, me duele, pero te perdono». No. Perdonar es ser capaz de ver todo con inocencia. Darte cuenta de que en esa experiencia en concreto -y en cualquier otra- no hay nadie que haya querido atacar o atacarte. Que todos los que han formado parte de la experiencia han hecho lo que han podido y son todos inocentes, no hay culpables. Puesto que todos buscan lo mismo que tu, que es encontrarse a sí mismo en este mundo de locos. Eso sí, cada uno lo hace como puede y sabe, y muchos lo hacen de manera desadaptativa, eso es cierto. Pero eso no los convierte en culpables. Lejos de eso, tú puedes hacerles mucho bien, viéndolos inocentes. Regalándole tu perdón, o sea, la inocencia de tu mirada, y ahí es dónde el arma más poderosa da un servicio enorme a la humanidad, a la filiación, que diría Un Curso de Milagros.

Porque las balas de esa arma tan poderosa llamada perdón, es el Amor. Cuando miras con inocencias y perdonas, derramas tanto Amor que todos los corazones quedan inundados en ese instante. Y así seguiría por siempre, si no viésemos con culpabilidad al hermano/a en la siguiente experiencia.

Tú mientras tanto, perdona, setenta veces siete, no te canses de ver inocente a todas las Almas. Eso hará aumentar en ti el verte inocente, totalmente inocente. Y esto es Verdad: “Eres inocente”. Como todas las Almas.