Eres ambas partes. Una parte egóica que es la que siempre te has creído ser, y una parte divina que vas descubriendo que eres a medida que vas aumentando la presencia de la Consciencia en ti. Cada parte está alojada en una parte de tu cerebro físico, la medicina se ha encargado de descubrirlo y describirlo ya.
Ambas partes son maravillosas, puesto que son partes de ti. No debes rechazar ninguna de ella. Es más, el rechazo de la parte egóica hace que ésta se perpetúe. Debes aceptarla, de forma honesta, para ser capaz de integrarla, que sea tu parte divina la que se encargue de iluminarla y así trascenderla. El proceso de integración se va haciendo poco a poco y desde el fondo de tu ser interior. Eso si, a poco que metas al ego ahí para que intente ayudar al proceso el tema puede estancarse por un tiempo. Confía en que tenemos esa parte divina y deja que ella haga todo el proceso de transformación de tu percepción, de tu proyección y de tu vida. Tu solo encárgate de tomar consciencia de lo que vives, de estar presente. Solo así llegarás al éxito. Éxito que por otra parte está asegurado. La Consciencia ya solucionó esto hace tiempo, tu solo debes dejarte llevar por esa parte divina que la Consciencia instaló en ti en el mismo momento de la separación, en el mismo momento en el que decidiste vivir a espaldas del Amor.
La casa de Jave 