El Amor nos lleva ineludiblemente a buscar el bien común. Porque el Amor sabe como se debe proceder para conseguir que eso que va a suceder sea beneficioso para todas las almas que están implicadas en dicha experiencia. Si fuésemos capaces de estar conectados con el Amor permanentemente, siempre actuaríamos consiguiendo ese bien común.
Ese bien común no quiere decir que el bien sea igual para todas las almas. No, no es así como opera el Espíritu. A veces una persona necesita una gota de alegría porque eso es lo que le viene bien para seguir, pero a la vez, otra puede necesitar una gota de silencio para ir hacia dentro, o incluso otra más, necesita un buen revés que le haga darse cuenta de que ese no es el camino. Todo puede suceder en la misma experiencia. Y todos los desenlaces son buenos, santos y bellos. Y si estuviéramos permanente conectados al Amor, lo sabríamos, lo veríamos, lo gozaríamos.
Pero no, no siempre estamos permanentemente conectados, debes ser consciente de ello. A veces no somos capaces de ver esto, y es en esos momentos cuando debemos practicar la fe. La fe en la Vida que tiene un plan mucho más grande de lo que podemos imaginar. Tú solo observa como se desarrolla todo. Observa y déjate formar por la expresión de la Creación que ves delante de ti desplegándose. Y ten fe, solo eso, fe en el Amor, fe en la Vida, fe en Eso que Es.
