Hay acontecimientos dolorosos que exigen que haya un tratamiento especial. No por el acontecimiento en sí, sino por la forma que tienes de gestionar emocionalmente el mismo. Traen sufrimiento y polarizaciones que te sacan de nuestro centro y no te permiten continuar de forma libre y sana el camino de la vida.
Si miras atrás en tu camino, verás que hay veces que te has quedado enganchada a una experiencia, que te ha sido difícil de gestionar, en la que has sufrido.
Sales siempre, porque no queda más remedio. La vida va tirando para adelante y la gran mayoría de las veces, la propia inercia y, un gran aprendizaje te hace seguir con más fortaleza de la que tenías antes de encontrarte con esa experiencia en concreto.
La cuestión aquí es que no nos apetece repetir experiencias de ese tipo. Aunque si necesitamos repetirla la vida se encargará de ello. Vendrá con otro traje, con otro color, con otra situación aparentemente distinta, pero se repetirá.
Entonces, ¿cuál es la clave para no repetirla? Aprender la lección de vida que nos trae la experiencia. Y para ello, es necesario poner atención siempre al mensaje que te trae la experiencia, más que a la propia experiencia que no deja de ser una forma accesoria de la misma. Y sobre todo, Consciencia. A mayor consciencia menos posibilidades de necesitar repetir la experiencia. Si no, se repetirá. Y eso no es malo, eso es, simplemente es. Porque la vida quiere que aprendas aquello que te quiere enseñar, aunque tú te empeñes en no aprenderlo.
