Justo ahí en el silencio aparece algo que no sabías que tenías en tu interior. El ruido persistente y reinante en tu mente pensante se ocupa de que no llegues a él con facilidad. Ese es el camino tortuoso que decidiste ponerte como prueba de autenticidad.
Pero basta un instante de paz, de calma, de parar ese ruido para tomar consciencia de que ese silencio ya está en ti, que eres tu. Es lo que te acerca a lo que eres en realidad. Ahí te das cuenta de que debes desaprender tanto, que debes soltar tanto, que debes recordar tanto … En ese silencio hay mucha vida, hay mucha luz, hay un amor inmenso. Tan inmenso que es inconmensurable, infinito, y eterno. Siempre ha sido, siempre es, siempre será.
Ese silencio es paciente, porque espera sin prisa a que tú, tras eones de años, decidas por fin poner atención en él. Ese silencio está en tu interior, en tu corazón, y el gozo de sentirlo es el hilo que tira de ti hacia lo que tu eres en realidad. Recuerda que tu eres ese Silencio.
