El Silencio. Ese es el destino de tu vida y de la mía. Es el destino del Hijo de Dios que Somos. El silencio. En ese instante los pensamientos cesarán. Pero no por rechazo, ni porque alguien nos lo imponga, sino por constatación de que no son necesarios, por constatación de que ya no queremos fabricar más en nombre del miedo, que a partir de un instante lo que deseamos es crear unido a la Consciencia, al Amor, y en ese momento el Silencio ocupará todo mi Ser. Siempre ha estado ahí, pero en ese instante, yo seré el Silencio.
Pero para llegar ahí debes dar antes un primer paso. El paso es que esos pensamientos que van y vienen, que no paran de venir y decirte cosas, que no paran de fabricar la realidad que creo vivir, que no paran de entretenerme, que esos pensamientos, decía, no influyan en tu instante presente. Escúchalos, porque siguen viniendo. Eso no te hace seguirlos y creer en ellos. Puedes escucharlos, pero después elegir seguir siendo Amor. Esa es la clave para ese primer paso. Ser consciente de que ese pensamiento está ahí, pero el saberte capaz de ignorarlo, y capaz de seguir en el Amor te acercan al Silencio que Eres en realidad.
Que así sea. Namasté. Amén.
