Una vez leí que el 96 % de la gente prefiere no saber el día en el cual va a morir. Eso nos da un 4 % que si lo prefiero saber. Es un dato curioso.
¿Prefieres tu saber cuándo te va a morir? Probablemente la respuesta será no. Es cuestión de estadísticas, y a un matemático como yo, eso no se le puedo discutir, jeje.
Seas de uno u otro dato, te pongo en una hipotética situación. Te acaban de decir cuando vas a morir. Da igual que fueses del 4 o del 96 %, te has enterado. Alguien te ha dicho el día de tu muerte, y no está cerca, pero tampoco está lejos -supongo que el día de nuestra muerte siempre nos parecerá cerca, o al menos lo situaríamos más lejos-.
Juega entonces a mi juego. Sabes el día de tu fallecimiento. Y no está tan lejos como querías. Y ahora te pregunto, ¿qué sientes acerca de tu vida? ¿sientes que la has aprovechado o la has desperdiciado? ¿sientes que deberías cambiar algo en tu vida? ¿sientes que deberías haberla mejorado desde hace tiempo?
Pues bien, no lo sabes, el juego ha acabado, pero no esperes a que eso ocurra para coger el toro por los cuernos y cambiar aquello que debes cambiar para llevar la vida que desees llevar. Mañana es tarde.
