Probablemente deseas ser amor para aquellos a los que quieres. Ese círculo dependerá de ti, aunque es poco importante el tamaño de ese círculo en la reflexión que hoy te traigo. Puedes incluso reducirlo a una o dos personas, para que poco a poco vayas extendiendo tu hacer al resto de las almas que se cruzan contigo.
Si deseas darle amor a esa persona muy especial, el acto de amor más puro es prestar atención de forma activa a lo que te está contando. Así, sin más. Este gesto no es sencillo, puesto que en cuanto empiezas a escuchar pones en marcha tu mente y tu ego empieza a generar una historia paralela a la que te está contando, pero que te recuerda a algo que tu viviste que, aunque es distinto, en este momento en tu deseo de ayudar, lo filtras y decides que es lo mismo para poder así aconsejar que debe hacer la otra persona. Al final interpretas lo que te está contando, y tan solo te aconsejas a ti misma lo que deberías hacer tu en esa historia que te has creído que es la que te está contando. Pero no es la historia que te está contando, porque desconectaste, no has estado en escucha activa.
Para eso es necesario escuchar a la otra persona desde el silencio de tu mente. Debes estar atenta a no meter tu historia en eso que te está contando. Así evitas esa proyección que encarcela al otro en tu mente, y hace lo que finalmente el ego consigue, y en lo que es un especialista, te separas del otro. El ego consigue perpetuar la separación. Ese es su trabajo.
Sin embargo, si lo escuchas desde el silencio, sin pretender ayudarlo, sino solo escuchándolo, porque probablemente solo quiera eso, ser escuchado, conectas con la otra persona y vives lo toca vivir. Si quiere tu consejo, te lo pedirá, seguro. Si no lo pide, solo escucha.
Si lo haces desde tu silencio mental, se produce la conexión, la unión, porque expresas exactamente lo que la situación pide, y ahí nace el amor, y te sientes plena, y el otro también, y por un instante, os sentís Uno. Ese es el trabajo del Amor.

Gratitud siempre 🌺
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