A veces vives la vida esperando a que algo suceda. A veces esperas que todo se vaya solucionando por que la sensación de que te falta algo es, a ratos, insoportable. Otras veces, piensas que puedes salir de esta encrucijada, que eres capaz de encontrar la solución. Buscas y buscas.
Primero empiezas a buscar ahí fuera. Buscas y buscas. Cuando llegas a la conclusión de que no hay nada ahí fuera que te pueda sacar de esta experiencia humana en la que te sientes encerrada, empiezas a mirar hacia dentro. Buscas y buscas, pero ahora lo haces dentro de ti. Es la auto-indagación, y es el comienzo de fin del camino hacia ti misma.
Pero has de tener cuidado, porque a veces, tienes la creencia de que puedes despertarte a ti misma. Crees que vas a ser capaz de llegar hasta el final. Cuando sientas esto, pide humildad. La humildad te hace estar en conexión con lo más hondo de tu ser, esa parte divina que tienes en ti, pero que tu ego no deja que llegues a ella. Con humildad sitúas a cada cual en su sitio. Con humildad te sabes que no eres capaz de llegar, pero que con tu Creador puedes todo, y ahí es cuando el camino de hace más llevadero y crece exponencialmente.
No acaba, pero se hace más gozoso seguir el camino.
