Todo lo que recuerdos del pasado están manipulado, sin mala intención, por tu mente, de manera que no recuerdas la experiencia en sí, sino aquello que has grabado subjetivamente de aquella experiencia que un día pasó. Esa evocación te lleva a muchas emociones distintas, a veces, puede llevarte a la culpa y al dolor.
Todo lo que está por llegar está abierto a multitud de posibilidades, y solo una será posible, el resto no será. El planteamiento del qué pasará, puede generarte incertidumbre y ansiedad.
Solo el momento presente es real, y si eres capaz de mirarlo como un niño, simplemente con asombro, sin revestirlo de bueno o malo, sin enjuiciarlo de deseoso o temible, sin colorearlo de ningún color, entonces lo alcanzarás en todo su esplendor, en toda su realidad, en toda su dimensión. Ahí aparece el Ser que realmente eres. Y con él la Paz, la Luz y la Felicidad.
