Cada día vivimos un vaivén de sensaciones, de emociones, de pensamientos, de fluir de la vida misma. Unas te llevan hacia la sensación de felicidad, otras hacia la sensación de miedo. Cada experiencia es maravillosa si somos capaces de vivirla desde la vivencia de dicha experiencia, sin más, sin juzgarla. Porque es precisamente el juicio el que te hace sentir bien o mal ante cualquier circunstancia, y no la circunstancia en sí.
Pero inevitablemente nos enganchamos y nos resistimos a lo que cada experiencia me trae. Es así de simple. Al resistirme a sentir tal emoción, es cuando el cuerpo se “densifica” y entonces es cuando me duele sentir esa emoción. Nunca antes. Es tras resistirme.
Pues bien, es en ese momento cuando debes recordar que en ti llevas una herramienta maravillosa que tienes al alcance en cualquier momento y lugar. Cuando te apetezca. Para desconectar del sufrimiento. Para conectar con tu ser interior. Para conectar con tu parte divina. Y esta herramienta es la respiración. Ya respiras, eso lo sabe hacer el cuerpo, y lo hace sin necesidad de ti. Así lo lleva haciendo toda la vida. Tu, lo único que tienes que hacer es sentir que estás respirando. Sentir como sube tu pecho y como baja con cada inhalación, con cada exhalación. Siente como respiras. Eso paraliza al pensamiento. Eso paraliza a tu ego. Eso paraliza a tu parte corporal. Eso te conecta con tu parte divina. Y ahí hay calma. Que poco a poco se irá instalando tal cual vas practicando esta herramienta. Cada vez mejor. Cada vez antes. Cada vez mejor. Cada vez más profunda.

Gracias 🌺🌼
Me gustaLe gusta a 1 persona