Si tuviera un deseo, solo uno, que pedir al genio de la lámpara, ¿qué pedirías? Te cuento el mío (Jave)

Ahora imagino que encuentro una lámpara mágica. Y que al frotarla sale un genio. Es azul y, con voz potente, me concede un deseo. Solo un deseo. Le insisto en que quiero los tres de costumbre. Pero, de nuevo con voz potente afirma, “solo uno tienes, y elígelo bien porque realmente se te concederá”.

Al ser solo uno, me propongo encontrar el mejor deseo que podía elegir. Dinero, podría ser el deseo a pedir, pero enseguida siento en mi corazón que no me iba a dar la felicidad que quería. Salud, ese si podría ser, pero igualmente, tampoco me convence.

Pienso que debe ser un deseo que me traiga felicidad en todo momento, que sea inagotable, que sea fuente de calma y de paz en todos lugar e instante. Pienso en el Amor, pero me doy cuenta de que eso no hay que pedirlo, que el Amor siempre está en mí, siempre. Todo el Amor del mundo reside en mi corazón. Y ese mismo instante caigo en el deseo a pedir. Siempre soy el Amor, pero a veces se me olvida. En ese momento lo Soy, pero no lo siento. Pues eso quiero, me dije.

Me dirijo al genio y le digo con voz calmada, serena, confiado en que he  encontrado el deseo entre los deseos: “Quiero ser consciente y sentir quién Soy en todo momento y en todo lugar”.

Ojalá se me conceda, porque eso me asegurará saberme lo que ya soy, y yo soy rico, soy salud, soy dicha, soy calma, soy Amor, soy Luz, soy Todo, porque YoSoY Todo. Siempre.