Lo único que puedes cambiar del mundo es la forma en que lo miras. Ahí está el principio de la felicidad: “Cambia tu percepción del mundo y el mundo cambiará” (Jave).

Nos perdemos al luchar por un mundo perfecto. Ese es nuestro deseo. Que el mundo sea perfecto. Y eso es imposible. Nunca el mundo será como tu quieres que sea. Porqué además, ese deseo es de tu mente pensante. Ese deseo es de tu ego, y no de Alma. Porque tu Alma sabe que todo es tal cual debe ser.

Así, lo único que puedes hacer es trabajar en tu interior. Lo único que puedes hacer es pedir sabiduría, o mejor aún, conocimiento, que te haga ver con lucidez e inocencia el mundo que te rodea. Porque si cambias tu percepción del mundo, empezarás a verlo de forma distinta. Descubrirás entonces, un mundo asombroso, inocente, una maravilla por descubrir; un mundo que se desarrolla de forma plácida si lo dejas desarrollarse sin resistirte, dejándote fluir con él. Te muestre lo que te muestre. Ese es el milagro del Amor. Es el milagro del Espíritu que habita en ti, y qué si le dejas salir hará que tengas una existencia plácida, gozosa y verdadera.

Cambia pues tu percepción del mundo, porque el mundo nunca cambiará tal cual le gustaría a tu ego, ese no es el camino.