Tal vez no creas eso de que los pensamientos que tienes no son tuyos sino de la vida. Puede que te cueste verlo, porque realmente eso que creemos que es la realidad nos muestra una cosa muy distinta. Lo que percibes es que los pensamientos que tienes son tuyos. Es más, piensas que eres gracias a esos pensamientos, de tal manera que si no tuvieras pensamientos no sabrías quién eres en realidad. Y ahí está la cuestión importante.
Da igual de donde vengan los pensamientos -mañana hablaré de esto-, pero tú no eres esos pensamientos. Debes tener muy claro esta cuestión. Tu Eres sin esos pensamientos. Mas aunque te identifiques con ellos, debes hacer el ejercicio contrario, esto es, debes des-identificarte de esos pensamientos. Así abres un espacio nuevo por donde puede entrar tu verdadera identidad.
Considera por un momento que no eres tus pensamientos. Quítalos, quita todo lo que pertenece a tu pensamiento, y verás que lo que queda es el silencio. Es un silencio lleno de vida, lleno de amor, lleno de luz. Es un silencio lleno de expectativas sin juicio, de asombro e inocencia.
Tú eres Eso, eterna, infinita, imperecedera, completa.
